En muchos momentos nos encanta resaltar la importancia de la soledad, todavía no
vista por nuestra sociedad con su auténtico significado lleno de amor por la vida. De
ahí que solemos pensar que aquellos que prefieren tenerla como mejor amiga son
personas frías.
Y resulta que es todo lo contrario. Nos caracterizamos como seres humanos por ser
vulnerables a la hora de dejarnos llevar por los prejuicios, no pudiendo ver así la
verdadera esencia llena de hermosura de aquellos que nos rodean.
Nos dejamos llevar demasiado por las etiquetas, los que dirán, sin tener en cuenta la
verdad o al menos la realidad. Una realidad que cada uno sí tenemos el poder de
recoger y percibir a nuestro antojo.
En este caso, la soledad se llena de titulares que nos hacen evitarla a toda
costa, buscando alejarnos de aquellos que predican con su práctica. Cuando no
valoramos verdaderamente el mensaje implícito de ello.
El hecho de apreciar estar solos y en nuestra propia compañía es un signo de
madurez, inteligencia emocional y un nivel de amor por nuestra persona. La misión de
vida a la que todos aspiramos llegar como seres humanos.
Estar solo, es estar contigo
Seamos sinceros, implica gran valor el estar dispuesto a enfrentarse a sí mismo, siendo
esto el origen de todos nuestros miedos. Somos los creadores y destinatarios de
nuestros temores. Y dependiendo de cómo gestionemos estos podemos tener más o
menos poder, ser mejores o no como personas de luz.
Cuando aquel que sea capaz de convivir con la soledad y escuchar su corazón, entonces se
tratará de una persona cargada de un don: el de la libertad emocional propia. Ser libres
emocionalmente en nuestro siglo es un tesoro, y construir un entorno y relación con
estas características un bien preciado.
Las personas con este don se caracterizan porque respetan, primero a sí mismas y en
congruencia a aquellos que quieren. Valoran el silencio y saben que decir y en qué
momento mantenerse al margen.
Una de las etapas humanas que nos caracteriza es el desear en algún momento de
nuestra vida gozar de una relación de pareja vivida en plenitud. Si tenemos en cuenta
hasta ahora lo comentado, seguro estarás de acuerdo que los mejores amigos de la
soledad pueden convertirse en el perfecto compañero.