Cuando hablamos de relaciones tóxicas, podríamos extendernos tanto como quisiéramos,
pero siempre hay una característica que es común cuando nos encontramos en una de
ellas: no somos felices. Y el motivo por el que no somos felices es porque estamos al lado
de esa persona.
Vamos a imaginar la relación de pareja, como una silla. Dicha silla se aguanta sobre cuatro
patas, que nos da firmeza y nos hace sentir seguros al sentamos en ella. Si pensamos en
la relación, diríamos que estas cuatro patas, en las que debe sustentarse son:
-‐ Deseo. Cuidar la parte sexual, el erotismo, seguir deseando al otro y esforzarnos
para gustarle son características de esta parte
siempre (a menos que haya un problema orgánico). Puede que debido a haber
atravesado un período complicado sintamos que ha disminuido, o incluso
puede parecernos que ha desaparecido, pero sigue allí y en cualquier momento
puede aparecer otra persona que nos lo despierte.
Si sentimos que tenemos un problema relacionado con el deseo hacia nuestra
pareja o si se trata de alguna otra dificultad a nivel sexual, debemos pedir
ayuda y solucionarlo lo antes posible.
De no hacerlo, esto nos puede llevar a que la nuestra se acabe convirtiendo en
una relación tóxica (pueden aparecer terceras personas, engaños, etc.…).
-‐ Confianza. Confiar en el otro es un ingrediente indispensable para que sintamos
paz y tranquilidad en nuestro interior. Si no confiamos, esto siempre acabará
generando conflictos, discusiones, reproches, control, manipulación, etc.
Debemos plantearnos si la falta de confianza es debida a un engaño anterior
(con lo que tendríamos que hacer terapia de pareja para ver si podemos
aceptarlo y seguir a su lado o no), o a un problema de inseguridad en nosotros
(con lo que habría que pedir ayuda terapéutica para fortalecer la autoestima
y ganar seguridad). Lo que está claro es que, si no hay confianza, la relación
no va a funcionar nunca y se convertirá en una relación tóxica.
-‐ Cuidar al otro. Sentir que el otro nos cuida cuando lo necesitamos, que está
ahí y podemos contar con él o tener la seguridad que nunca va a hacer nada
que sepa que nos puede hacer daño, es también algo imprescindible en una
relación de pareja. Nos aportará tranquilidad y paz interior, nos sentiremos
seguros y relajados a su lado. Si me doy cuenta de que el otro hace cosas o
tiene actitudes que a mí me hacen daño y aun sabiéndolo sigue haciendo lo
mismo, no hay que tener ninguna duda de que esa persona no nos quiere.
Estamos en una relación tóxica y deberíamos salir de allí cuanto antes.
-‐ Valores. Tener los mismos valores significa que consideramos importantes /
básicas, las mismas cosas. Que miramos hacia la misma dirección. Aunque no
sean exactos, por lo menos deberían ser parecidos. Valorar lo mismo significa
estar en sintonía con el otro, y esto es lo que nos permitirá fluir, proyectar y
crecer juntos. Cuando sentimos que no tenemos los mismos valores,
entraremos en conflicto. No podemos avanzar con una persona que mira hacia
otra dirección porque esto nos hará sentir que no vamos de lado. Son casos en
los que hay uno que cede y se esfuerza por encajar en el otro o por
transformarse en lo que cree que el otro quiere. Son casos en los que uno se
pierde a si mismo y deja de ser feliz. Está claro que se trata de casos en lo que
creamos una relación tóxica.