No existe ninguna entidad dedicada al mal para siempre, y menos con
los poderes de destrucción tan omnipotentes que se le atribuyen a ese
supuesto diablo. Las entidades que habitan el astral inferior son espíritus
poco avanzados en el sentimiento. Y, como ya he dicho, esto puede
suceder porque se trate todavía de espíritus jóvenes o porque, a pesar
de ser espíritus ya más o menos viejos, han avanzado poco en el
desarrollo de los sentimientos. Aunque haya espíritus en el astral inferior
que puedan ser muy inteligentes y hayan utilizado esta inteligencia
para perjudicar a otros espíritus, si todavía no han desarrollado sus
sentimientos, no son sabios, porque la sabiduría procede del
conocimiento del sentimiento, y son desgraciados, porque viven en el
egoísmo y desconocen la felicidad. La envidia de no poseer la
sabiduría y la felicidad que intuyen que han alcanzado los espíritus que
han vencido el egoísmo y conocen el amor les empuja a obstaculizar
con todas sus fuerzas el avance espiritual de sus hermanos encarnados,
para que tampoco ellos lleguen a disfrutar la felicidad que emana del
amor. Como dice el refrán: “Mal de muchos, consuelo de tontos”. Por
ello, se organizan entre ellos con el objetivo de obstaculizar el progreso
de los desencarnados y captar adeptos para sus filas. Pero su
capacidad de acción sobre los encarnados es bastante limitada, a no
ser que los encarnados, por sus propios actos, se dejen influir por ellos.
También su expansión está limitada a las franjas vibratorias más bajas,
ya que para alcanzar franjas más altas deberían amar y, puesto que se
niegan a hacerlo, se autorecluyen en ese nivel. Luego tienen el
problema de estar en constantes luchas entre facciones rivales, porque
a consecuencia del egoísmo “todos quieren ser el jefe”. Pero tarde o
temprano estos espíritus se cansan de ser “malos”, porque son
tremendamente infelices y buscan salir de esta situación. Entonces son
rescatados por los espíritus de franjas más elevadas que tienen puestos
de socorro en las regiones colindantes a estas regiones inhóspitas.