Formular preguntas resulta muy útil para iniciar y mantener
conversaciones. Sin embargo, hacer demasiadas preguntas o hacer
preguntas muy personales, suele causar mucha incomodidad y dar lugar a
que la otra persona se sienta invadida y desee dar por finalizada la
conversación.
Por ello, al formular preguntas procura centrarlas en temas de interés
común. Las preguntas personales deben evitarse.
Las preguntas abiertas permiten añadir información al responder,
facilitan la comunicación y son una oportunidad para expresar sentimientos,
opiniones, deseos, etc. Por ejemplo: “¿Qué planes tienes para este puente?”
Las preguntas cerradas son muy útiles cuando queremos obtener una
respuesta concreta, por ejemplo: “¿Te apetece tomar un café?”
En suma, las preguntas son un elemento intrínseco de la
comunicación humana que pueden resultar de gran ayuda para alcanzar
diferentes objetivos:
1) Pasar de un nivel de comunicación más superficial a otro más
profundo: por ejemplo ¿Te has aburrido en la cena?
2) Redirigir la conversación hacia temas de interés personal:
“Entonces ¿me aconsejas que me aloje en ese hotel?”
3) Para desviar el tema de conversación hacia una cuestión de
nuestro interés: “Se me olvidaba, ayer me llamó Pablo y me
dijo que….”
4) Para rellenar pausas o silencios: “¿Sabes algo de Marisa….?”
Cerrar una conversación de forma adecuada hace referencia a ser
capaces de dar por finaliza una conversación que no deseamos seguir
manteniendo aunque nuestro interlocutor intente retenernos.
Muchas personas poseen una gran habilidad para iniciar y mantener
conversaciones, pero tienen dificultades para cerrarlas. Suelen ser personas
muy educadas y empáticas, con miedo a herir los sentimientos de la otra
persona que desea continuar con la conversación.
Tener en cuenta los sentimientos de los demás es fundamental en la
comunicación humana y en todos los aspectos de la vida, pero no hasta el
punto de perder nuestra libertad y sentirnos utilizados.
Para cerrar conversaciones de forma asertiva, teniendo en cuenta los
derechos de la otra persona pero también los nuestros, podemos llevar a
cabo alguna de las siguientes recomendaciones:
1. Anunciar abiertamente que deseamos irnos:
2. “Lo siento Ana, me tengo que ir”.
3. Expresar algo positivo antes de comunicar nuestra decisión:
4. “Lo siento Ana, me encanta hablar contigo, pero tengo que irme
ya” o “Ana perdona que te interrumpa, estoy muy a gusto de
verdad, pero tengo que irme”.
Normalmente los problemas para cerrar conversaciones surgen ante
personas que no respetan nuestro deseo de irnos y hacen todo lo posible
para retenernos en la situación.