Respecto a las causas y condiciones de este gran asunto, la
naturaleza búdica es inherente en todo el mundo. Por lo tanto, ya está
completa dentro de vosotros, sin ninguna falta. La dificultad reside en
que, desde el tiempo sin principio, las semillas de la pasión, el falso
pensamiento, las conceptualizaciones emocionales y los hábitos
firmemente enraizados han oscurecido esta luminosidad maravillosa.
No la podéis realizar genuinamente debido a que os habéis estado
revolcando en los falsos pensamientos residuales del cuerpo, de la
mente y del mundo, discriminando y cavilando sobre esto y aquello. Por
esta razón habéis vagado sin fin en el ciclo del nacimiento y de la
muerte. Y sin embargo, todos los budas y maestros ancestrales han
aparecido en el mundo empleando incontables palabras y medios
hábiles para exponer el chan y aclarar la doctrina. Siguiendo y
adaptándose a las diferentes disposiciones de los seres sensibles, todos
estos medios hábiles son como herramientas para aplastar nuestra
mente del apego y realizar que originalmente los dharmas y el sentido
de yo son insustanciales.
(2) Lo que habitualmente se llama práctica significa simplemente
aceptar cualquier estado mental en el que os encontréis, para de este
modo purificar y abandonar los falsos pensamientos y las huellas de
vuestros hábitos. A la aplicación de vuestros esfuerzos en este sentido
se le llama práctica. Si en un momento el falso pensamiento cesa
repentinamente, percibiréis profundamente vuestra propia mente y
realizaréis que es vasta y abierta, brillante y luminosa, intrínsecamente
perfecta y completa. Este estado, originalmente puro, vacío de cualquier
cosa, se llama iluminación. Aparte de esta mente no hay cultivación ni
iluminación. La esencia de vuestra mente es como un espejo y todas las
huellas de los falsos pensamientos y el apego a las condiciones son el
polvo contaminante de la mente. Vuestra concepción de las apariencias
se trata del polvo y vuestra conciencia emocional es la contaminación.
Si todos los falsos pensamientos se disuelven, la esencia intrínseca se
revelará por sí misma. Es como cuando se limpia la suciedad: el espejo
recupera su claridad. Lo mismo sucede con el Dharma.
Sin embargo, nuestros hábitos, impurezas y el apego a la idea de yo
se han acumulado a través de incontables eones, y se han vuelto
sólidos y profundamente enraizados. Afortunadamente, mediante la
condición de tener la guía de un buen amigo espiritual, la causa de
nuestro prajña interno puede influenciar nuestro ser, de modo que este
prajña inherente pueda crecer. Habiendo realizado que prajña es
inherente en nosotros, podremos dar nacimiento a la mente de la
iluminación y tomar la determinación de abandonar el ciclo del
nacimiento y la muerte. Este asunto de arrancar de golpe las raíces del
nacimiento y la muerte acumuladas durante innumerables eones es un
asunto delicado. Si no tenéis gran fortaleza y capacidad y no tenéis la
valentía para cargar con este peso y cortar directamente sin la más
mínima vacilación, la tarea será extremadamente difícil. Un antiguo
dijo: «Esto se asemeja a una persona que se enfrenta con diez mil
enemigos». No son palabras falsas.