A menudo la persona no se da cuenta de lo deprimida que está, debido a que
la depresión se ha desarrollado gradualmente. Quizás intenta seguir luchando
y sobrellevar los sentimientos de depresión manteniéndose ocupado, pero esto
puede provocarle aún más estrés y agotamiento. Entonces empiezan los dolores
físicos tales como dolor de cabeza constante o el insomnio. A veces éstos son el
primer signo de una depresión.
Los signos más frecuentes suelen ser:
– un cambio en el estado de ánimo (principalmente tristeza y el llorar
sin motivo);
– la pérdida de interés en actividades que son por lo general
placenteras;
– problemas con el sueño (despertar en las primeras horas de la
mañana, sueño no reparador…);
– ansiedad constante con momentos en que se agudiza, incluso en
situaciones hasta ahora consideradas de rutina y sin riesgo (ir de
compras, por ejemplo);
– irritabilidad inusual que requiere una gran cantidad de energía para
controlarla;
– cansancio excesivo o enlentecimiento de los movimientos;
– una incapacidad para funcionar, para llevar a cabo las tareas
cotidianas;
– una mayor sensibilidad al ruido;
– cambios no habituales en el apetito (disminución o aumento).