Todas las realizaciones materiales e inmateriales, impulsadas por ti, tienen dos
fases en su creación: primero en la mente, luego se desarrollan y materializan.
Mientras la “idea”, sueño o meta está en tu mente, responde a una potencialidad,
una posibilidad entre miles que has elegido. Es un estado de creación previo. La
materialización supone un cambio, una transformación, una acción.
Te pones en movimiento para actuar y cambiar las cosas. Marcar tu plan de
acción y comprometerte al 100% con él te garantiza un impulso, una metodología,
un programa para que tu atención se mantenga enfocada.
El enfoque es la clave para centrar tu atención en lo que anhelas se manifieste
en tu vida. Si no tienes metas, alguien las hará por ti: las multinacionales, los
intereses privados y públicos, tu entorno, o tus relaciones, etc.
Imagina que tienes un GPS para tu vida que te mantenga con dirección. Te
ayudará a no perderte en el camino. Te impulsará a mantenerte activo. Desarrollará
tu creatividad e ingenio. Será tu guía para avanzar hacia donde tú quieres.
Sigue estos pasos y ganarás en posibilidad de alcanzar tus metas:
Define cuáles son tus valores: ¿Por qué principios se rige tu vida?, ¿Qué es lo
que verdaderamente te importa?, ¿Qué valores hay detrás de tus acciones?
¿Qué es exactamente lo que deseas? Define con todo lujo de detalles lo
que deseas en tu vida personal o profesional en este año. ¿Y dentro de dos
años?, ¿Cómo te ves dentro de cinco años?, ¿Qué te gustaría haber logrado
en el ámbito de tu profesión?, ¿Y en el ámbito de tu economía?, ¿Cómo será
tu calidad de vida?
Conecta con la emoción más profunda que reside en estos sueños, deseos o
metas. ¿Qué sientes?, ¿Cómo vives?, ¿Con quién te relacionas?, ¿Cuál es tu
pasión?, ¿Qué cosas haces de forma fluida, alegre, sin cansarte?
Escribe afirmaciones positivas, en presente, con lenguaje poderoso y
descriptivo y asegúrate de leerlas varias veces al día, en especial al comienzo
y al final del día para reforzar el enfoque.
Define tus razones para lograr estas metas, deben ser poderosas. Siempre
que tengas dudas si una meta u objetivo es correcta para ti, pregúntate tú
“para que”.
Escribe tus metas, si no están escritas, se pueden difuminar en la mente.
Describe que acciones vas a desarrollar, que apoyos necesitas, que formación
requieres, que cambio de actitudes te es necesario, que prioridades tienes.
Crea metas intermedias para tus objetivos, como logros parciales en el
camino.
Fija una fecha límite para tus metas. ¿Cuándo empezarás?, ¿Cuándo las
lograrás?
Comparte tus metas con gente que te apoye y entienda, que te valore y
estimule. Únete a alguien que tiene la misma meta que tú, para trabajar
y apoyaros mutuamente. Busca a personas que te puedan aconsejar e
impulsar en el camino.