Se ha hablado mucho sobre la germinación
de semillas en general, relacionando este hecho
con las fases lunares. Hay quién dice que es
mejor plantar en luna nueva y otros dicen que
es mejor hacerlo cuando está llena.
No está demostrada la influencia de la luna al
germinar una semilla en el interior. Lo que si se
sabe es que las semillas son delicadas y les
puede afectar tanto la excesiva humedad, como
la falta de agua.
El hecho de que el medio esté tibio ayudará a la germinación. Venden mallas eléctricas
construidas para tal fin, también se utilizan yogurteras eléctricas con muy buenos resultados. Si
se utilizan fluorescentes se pueden instalar los cebadores en la parte inferior de la cubeta para
que proporcionen el calor justo.
Se debe insistir en el hecho de que las semillas deben ser de calidad garantizada y
adaptadas a interiores, pues el trabajo que se emplea y el dinero invertido es el mismo para
una semilla mala que para una de buena, mientras que los resultados son bien distintos.
Las semillas buenas son de colores diversos según el origen de la planta, pero suelen ser
atigradas y no forzosamente de gran tamaño. Las semillas de cáñamo o cañamones, de los
que se dan a los pájaros son más grandes que las de marihuana aunque de igual forma. Las
semillas que no han madurado bien tienen un tono verdoso y suelen romperse con una ligera
presión de los dedos, no se puede asegurar que el código genético quede intacto si la semilla
no ha madurado lo suficiente en la planta, cuando eso sucede, la semilla si resiste una ligera
presión y adquiere un tono tostado. Las semillas de compra no tienen una garantía absoluta,
pues se trata de material vivo, , pero si que están bien maduradas y tienen denominación de
origen. Absolutamente recomendadas. En Amsterdam se pueden encontrar en muchos sitios,
el más legal aunque probablemente el de mayor precio, aunque también el de mayor garantía
es el anteriormente mencionado, sino también se puede contactar con un tal Wernard, de
Positronics, es plantador, vende material, semillas y es un gran entendido en el tema.
Se pueden enterrar las semillas directamente en la tierra, regar a continuación y esperar que
salgan. Este sistema dependerá demasiado de la suerte. Se recomienda poner las semillas en
un vaso de agua tibia (añadir unas gotas de lejía -cloro- para evitar que se pudra el agua). Al
cabo de un día las semillas se hundirán, las que no lo hagan seguramente no germinarán. Al
cabo de unos días las semillas sanas se abrirán y dejarán asomar una punta blanca, la raíz. No
conviene dejar asomar mucho la raíz. En ese momento conviene enterrarlas a 1-1’5 cm. de
profundidad y cubrirlas suavemente con un poco de tierra, regar a continuación pero nunca
demasiado. El punto exacto de agua sería mantener el medio húmedo pero no mojado, quizás
un sistema de goteo podría ser un buen sistema si se le pilla bien el punto. Otra forma de
provocar que se abran y asome la raíz sería poner las semillas sobre una servilleta de papel en
un plato, colocar otra servilleta encima y regar suavemente por encima, mantener húmedo. No
será necesario que tengan luz hasta que no broten. En ese momento, será indispensable.
Nunca se debe dejar encharcar el medio, se pudrirían, al igual que no es conveniente que el
medio sea demasiado poroso ni demasiado abonado. Un buen medio sería substrato mezclado
con lava o perlita. Se puede germinar en la maceta definitiva si se desea, ahorra trabajo, pero
quizás se necesite excedente de semillas, pues sería conveniente poner más de una por tiesto
para asegurar el éxito y luego dejar la que sale con más vigor, con lo que probablemente
tendríamos que sacrificar alguna por falta de espacio. Lo más adecuado son los potes de turba
degradables (Jiffy pots), se colocan directamente en el recipiente definitivo en cuanto las raíces
asoman por sus paredes. Son muy prácticos, pero también se pueden utilizar pequeños tiestos
de plásticos provistos de agujeros de drenaje. Si se hacen germinar todas en un tiesto se
pueden transplantar con una cuchara sopera procurando llevarse el mayor volumen de medio
posible sin que afecte a la recién brotada semilla, aunque es fácil romper alguna raíz y no se
puede asegurar el éxito del transplante por más cuidado conque sea hecho
No se puede saber el sexo de una planta hasta que no aparecen flores, cosa que ocurre
cuando el proceso ya está avanzado. La revista HIGH TIMES, especializada en el tema, aparte
de ser una publicación interesantísima, anuncia unos Kits para sexar las plantas de bien
jóvenes con una muestra de tejido. Aseguran un resultado fidedigno, aunque el precio es algo
elevado. Si no se dispone de dicha tecnología de última aparición y dado que no podemos
sexar las semillas ni los brotes a simple vista, es conveniente plantar más plantas de las
previstas para obtener el número de hembras que se desea cultivar. La proporción de machos
y hembras es de 1: 1, las buenas condiciones pueden favorecer la germinación de un mayor
número de hembras y si las condiciones son malas tendremos más machos. El sexo ya viene
determinado en el código genético de la semilla, pero los factores que permiten su germinación
son a veces un misterio, parece que una semilla sepa si tiene otra plantada al lado.
Las semillas pueden ser plantadas nada más ser recogidas. También se pueden conservar
durante mucho tiempo, incluso años, pero deben envasarse bien secas y a salvo de la luz o de
fuentes de calor, si es posible al vacío. La edad afectará a la germinación, haciéndolo menor
número de ellas, así como pueden experimentar una pérdida de vigor y probablemente también
de potencia si son muy viejas o no han sido bien conservadas.
La hierba que se vende en los cofee-shops holandeses, contiene alguna semilla, pero
parecen estar esterilizadas, dado que no suelen germinar o nacen bordes, no seria ilógico si
pensamos que las comercializan aparte.