Hasta hace poco, en muchos países se dió que las expectativas de la población sobre el aumento de la inflación era atribuible a la mala gestión de los gobernantes, cuando en realidad es un problema a nivel global (cierto es que la diferencia en cuanto a la magnitud del aumento, si se puede deber a cuestiones de política económica, como sería el caso de países donde la inflación es extrema: Venezuela, Turquía, Sri Lanka, Argentina, entre otros).
Cuando hablamos de crisis energética, la mayoría piensa que es un problema de Europa, y si en cierta medida, por que la pobreza energética se ira expandiendo poco a poco a otros países que no modernicen con tiempo sus infraestructuras y lleven a cabo una transformación de su matriz energética hacia el uso de energías más limpias y eficientes (un buen ejemplo sería el de Uruguay y el caso contrario el de México).
Si a estos dos problemas, le añadimos el riesgo derivado del cambio climático, tenemos una bomba de relojería pronta, que muy pocos países están preparados para soportar su impacto. Será mucho menor el costo de tomar medidas ahora que con los problemas encima.
Después de esta (larga) introducción, en el post del día de hoy les comparto unos artículos relacionados con estos tres problemas, su estado actual y una visión a futuro de los riesgos que se avecinan.
Crisis energética
Primeramente, un artículo que profundiza sobre la crisis energética en Europa, y con un cierre que aplica a todos los tomadores de decisiones, evitar el ‘cortoplacismo’: Bienvenidos al Estado Gaseoso de la Unión (Sintetia). Por otro lado, un análisis de coyuntura de la economía española, apunta más a una desaceleración de la economía que a una recesión económica como consecuencia de la suma de la inflación y los precios de la energía: Los malos augurios y los hechos (Funcas).
Con el aumento del coste de la energía, la vivienda y los alimentos en todo el mundo, muchas familias necesitan desesperadamente ayuda, y los países desarrollados no son la excepción. Por ejemplo, el Reino Unido piensa realizar un gasto de 19.000 millones de libras para combatir la crisis del coste de la vida. No obstante, la respuesta del gobierno británico sigue siendo escasa, especialmente en comparación con otros países europeos. La siguiente tabla compara las medidas adoptadas por el Reino Unido y otros gobiernos europeos para hacer frente a los costes energéticos. Obsérvese que se han introducido topes de precios en España y Francia, y descuentos en el transporte público en Alemania. En cambio, en el Reino Unido se ha producido un aumento sin precedentes del 54% en el tope del precio de la energía, y las tarifas del transporte público también están en alza (LSE Business Review).