EL CORAZÓN DE LA MADRE DEL AMOR HERMOSO, HOGUERA DE AMOR Y CARIDAD.
Novena Meditación tomado de la meditaciones sobre el Inmaculado Corazón de María de San Juan Eudes
PUNTO PRIMERO: El Corazón de María, hoguera de amor a Dios.
Considerad y honrad el Corazón amabilísimo de la Madre del Salvador como una hoguera de amor a Dios.
Es hoguera de amor porque, habiendo estado siempre desterrados de ahí, el pecado, el amor al mundo y el amor propio, el fuego sagrado del amor divino, todo lo llenó y todo lo abrasó.
Hoguera de amor porque ese Corazón santo no amó nunca sino a Dios sólo y lo que Dios quería que ,amase en El y por El.
Hoguera de amor, porque la bienaventurada Virgen amó siempre a Dios con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, y nada hizo nunca sino por amor a Dios y por un amor purísimo, pues no tuvo jamás en todo lo que pensaba, decía y sufría, otra intención que la de agradar a Dios; y todo lo hacía: «Corde magno et animo volenti», con un gran corazón y con toda la perfección que le era posible para agradar más a la divina Majestad.
Hoguera de amor porque no sólo quiso siempre lo que Dios quería y nunca quiso lo que Dios no quería, sino que además cifró todo su contento y toda su alegría en la amabilísima voluntad de Dios.
Hoguera en tal grado encendida en amor que todos los torrentes y los diluvios de las aguas de todos los tormentos indecibles que sufrió, no fueron capaces, no digo de apagar, pero ni siquiera de amortiguar, en lo más mínimo, las ardentísimas llamas de esa hoguera.
Hoguera de amor, en donde el Espíritu Santo, que es todo fuego y todo amor, prendió su divino fuego desde el instante primero en que ese Corazón virginal empezó a vivir, y nunca cesó de encederlo e inflamarlo más y más, tras cada momento, hasta el último suspiro de la vida de esta Madre de amor.
i Oh fuego! ¡Oh llamas sagradas de esta santa hoguera, venid a estallar en nuestro corazón!
PUNTO SEGUNDO: El Corazón de María, abrasado en amor a Jesús.
Considerad que el Corazón de la Madre del Amor Hermoso es una hoguera de amor en donde hizo siempre su morada y la hará eternamente el Hijo único de Dios y el Hijo único de María, el cual es fuego y amor esencial, y se llama en la Escritura: «Ignis consumens» : «fuego devorador».
Pensad qué fuego, qué llama, qué incendio llevaría Jesús al Corazón de su divina Madre, en donde no encontró ningún obstáculo para sus designios. Ciertamente el amadísimo Hijo de María está en el Corazón de su dignísima Madre, como una hoguera inmensa de amor divino en otra hoguera inflamada toda en ese mismo amor; hoguera que levanta sus llamas hasta los corazones de los Serafines para abrasarlos más y más; hoguera que llega hasta el Corazón del Padre celestial o sea hasta su Hijo queridísimo para robárselo, sacándolo del seno paterno y trayéndolo al seno virginal de María.
¡Oh santa Hoguera, felices aquellos que se acerquen a vuestro sagrado fuego! Más felices los que se abrasen en vuestras celestes llamas! Más felices los que se hundan, se pierdan y sean devorados en vuestros divinos incendios! ¡Oh hoguera de amor, esparcid vuestras llamas por todo el universo para que se cumplan los deseos de mi Salvador, quien dijo: «Yo he venido a poner fuego en la tierra, y qué he de querer, sino que arda? Que abrase los corazones de todos los hombres (Lc. 12,49).
Quien quiera arder en ese fuego, trabaje por apagar en sí el amor del mundo y de sí mismo, y que se empeñe en no amar sino a Dios, en amarlo con todo el corazón, en hacer todas las acciones y en hacerlas bien por su amor; que en todo no tenga otra intención que la de agradarle; que, por amor a El, cifre toda su dicha en la divina Voluntad y en las cruces que le, sobrevengan.
¡Oh Madre de amor, haced que con vuestras oraciones esto se realice en mí!
PUNTO TERCERO: El Corazón de María, hoguera de caridad para con los hombres.
Considerad y honrad el sagrado Corazón de la Madre de Jesús como una hoguera de caridad para con los hombres.
Es una hoguera de caridad en donde no entró jamás ningún pensamiento ni sentimiento contrario a la caridad; hoguera de caridad tan ardiente aún para con sus mayores enemigos, que llegó hasta sacrificar por ellos a su mismo Hijo único y queridísimo, en la misma hora en que a El lo mataban cruelmente, y al Corazón maternal lo atravesaban con mil espadas de dolor.
Hoguera de caridad para con sus hijos predilectos, a quienes ama tan ardientemente, que si el amor de todos los padres y de todas las madres que han existido y existirán se juntase y reuniese en un solo corazón, sería apenas una chispa de esta ardiente hoguera de amor que abrasa el Corazón de nuestra divina Madre.
Hoguera tan ardiente de caridad y de celo por la salvación de todas las almas, que, de buena gana hubiera sufrido, cuando estaba en este mundo todos los tormentos del infierno para ayudar a salvar a una sola de ellas; porque, si Moisés, si San Pablo, si Santa Catalina de Sena, si varias otras santas almas estaban dispuestas a esto, cuánto más lo estaría la Reina da todos los santos, que tiene Ella sola, por las almas, más caridad que todos los santos juntos?
Demos gracias al Hijo de María por haber inflamado el Corazón de su Madre en el fuego de la divina caridad que al suyo abrasa para con nosotros. Agradeced a esta muy caritativa Virgen todos sus actos, de caridad para con el género humano.
Tened el deseo de imitar en cuanto podáis la caridad de vuestra bondadosísima Madre.
Examináos en cuanto a las faltas que, contra esta virtud habéis cometido en lo pasado, para humillaros y pedir perdón a Dios, a quien ofreceréis como reparación el amabilísimo Corazón de la bienaventurada Virgen.
Ofreced también el corazón a la misma Virgen, suplicándole que destruya en él todo cuanto es contrario a la caridad, y que grabe ahí una imagen perfecta de la caridad de su sagrado Corazón para con sus amigos Y para con todas las almas.
ORACIÓN JACULATORIA: ¡0 Cor Jesu et Mariae, fornax amoris, in te cor nostrum demergatur in aeternum» : «Oh Corazón de Jesús y de María, horno de amor, que mi corazón se sumerja en Voz para siempre!