El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un diagnóstico muy frecuente y, a menudo, malinterpretado. Según los Centros para el Control de Enfermedades, el 11 % de los niños de 4 a 17 años han sido diagnosticados con TDAH. La afección se caracteriza por síntomas como inquietud, impulsividad y dificultad para concentrarse.
Los psicólogos han debatido durante mucho tiempo si el TDAH es un déficit o un estilo cognitivo distinto. Pero una revisión reciente de la evidencia sugiere que los rasgos del TDAH podrían haber ayudado a los primeros humanos a sobrevivir y prosperar.
Los beneficios cognitivos del TDAH
Los humanos hemos evolucionado durante miles de años para desarrollar ciertas habilidades cognitivas que nos ayudan a sobrevivir. Según una revisión reciente de la literatura, los rasgos del TDAH como la impulsividad y la inquietud pueden ser el resultado de adaptaciones evolutivas que alguna vez nos ayudaron a tener éxito.
Por ejemplo, la impulsividad podría haber ayudado a los primeros humanos a responder rápidamente al peligro o aprovechar las oportunidades. La inquietud puede habernos ayudado a explorar nuestro entorno y encontrar nuevas fuentes de alimento.
Una revisión reciente de la evidencia realizada por la psiquiatra de niños y adolescentes Annie Swanepoel y sus colegas (2022) defiende lo último. Argumentan que los rasgos del TDAH probablemente evolucionaron en los primeros entornos humanos que recompensaban la exploración, la búsqueda de novedades y el movimiento, como las comunidades nómadas y migratorias.
Si tienen razón, esto tiene enormes implicaciones no solo para la educación, sino también para la forma en que hablamos y pensamos sobre el TDAH y otros supuestos «trastornos del desarrollo neurológico». En lugar de ver el TDAH como un déficit que hay que corregir, deberíamos verlo como un regalo que hay que nutrir.
La revisión de Swanepoel et al. (2022) sugiere que los rasgos del TDAH probablemente evolucionaron en entornos humanos primitivos que recompensaban la exploración, la búsqueda de novedades y el movimiento. Esto sugiere que, en lugar de ver el TDAH como un déficit que debe corregirse, deberíamos verlo como un estilo cognitivo que puede nutrirse para desbloquear su potencial.
Por ejemplo, la investigación muestra que las personas con TDAH a menudo son más creativas y naturalmente hábiles para resolver problemas (Konrad & Eriksen, 2018). Esto probablemente se deba a su memoria de trabajo superior y sus habilidades visoespaciales, que les permiten pensar fuera de la caja y encontrar soluciones innovadoras.
La revisión también encontró evidencia de que las personas con TDAH tienen una memoria de trabajo superior y mejores habilidades visoespaciales que las personas sin la afección. La memoria de trabajo nos permite recordar una tarea y completarla más tarde, mientras que las habilidades visoespaciales son importantes para la navegación y la resolución de problemas.
El impacto del TDAH en la educación
En los últimos años, las consecuencias negativas del TDAH han sido bien documentadas. El TDAH puede conducir a un rendimiento académico más bajo, ausentismo y un mayor riesgo de abandonar la escuela.
Al mismo tiempo, la revisión encontró que los rasgos del TDAH pueden ser beneficiosos en ciertos contextos educativos. Por ejemplo, las personas con TDAH a menudo se desempeñan mejor en entornos de aprendizaje prácticos y creativos.
Esta evidencia debería impulsarnos a considerar cómo podemos cambiar nuestros sistemas educativos para beneficiar, en lugar de obstaculizar, este estilo cognitivo. Por ejemplo, los educadores pueden querer reducir la cantidad de memorización y aumentar el uso de proyectos creativos.
En general, los hallazgos sugieren que, en lugar de ver el TDAH como un trastorno, debemos reconocer las ventajas potenciales de este estilo cognitivo. Los educadores deben considerar cómo crear entornos de aprendizaje que puedan aprovechar el potencial de las personas con TDAH, como incorporar más actividades prácticas y creativas en sus planes de estudios.
Al hacerlo, podemos ayudar a garantizar que las personas con TDAH puedan alcanzar su máximo potencial y prosperar en un entorno educativo de apoyo.