¿Sientes que tu estado de ánimo depende de la estación? Si es así, es posible que padezca una afección conocida como trastorno afectivo estacional (SAD). Esta condición puede causar síntomas similares a la depresión, como fatiga, aumento de peso y poca energía. Si bien la mayoría de las personas experimentan algunos cambios de humor durante el invierno, las personas con SAD experimentan síntomas intensos y generalizados que pueden alterar su vida diaria. En este artículo, analizaremos más de cerca el SAD, incluidos sus síntomas, causas, factores de riesgo, diagnóstico, tratamientos y cuándo buscar ayuda.
¿Qué es el Trastorno Afectivo Estacional (SAD)?
El trastorno afectivo estacional (SAD) es un tipo de depresión que se asocia con estaciones específicas del año, más comúnmente durante los meses de invierno. Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA), el SAD es un “trastorno depresivo mayor recurrente con un patrón estacional” que afecta hasta al 6 % de la población en América del Norte.
Síntomas del TAE
Los síntomas del SAD pueden variar de una persona a otra, pero por lo general incluyen fatiga, irritabilidad, pérdida de interés en las actividades, dificultad para concentrarse, inquietud y poca energía. Algunas personas también pueden experimentar cambios en el apetito y el peso, trastornos del sueño y sentimientos de desesperanza o culpa. Además, a muchas personas con SAD les puede resultar difícil despertarse por la mañana o experimentar una mayor necesidad de dormir.
Causas y factores de riesgo del TAE
La causa exacta del TAE aún no está clara, pero los expertos creen que puede estar relacionada con los cambios en la luz del día y los niveles de melatonina en el cerebro. La melatonina es una hormona que ayuda a regular el sueño y, durante los meses de invierno, se cree que la falta de luz solar puede interrumpir su producción. Además, algunas investigaciones sugieren que el SAD puede estar relacionado con factores genéticos, ya que algunas personas tienen más probabilidades de desarrollar el trastorno si tienen antecedentes familiares.
Otros factores de riesgo potenciales para SAD incluyen la edad, el sexo y la ubicación. Los estudios han demostrado que el SAD se observa con mayor frecuencia en mujeres entre las edades de 15 y 55 años, y es más común entre las personas que viven en las latitudes del norte.
Diagnóstico y tratamientos para SAD
Si cree que puede estar sufriendo de SAD, es importante que hable con su médico o profesional de la salud mental. Pueden ayudarlo a determinar si tiene el trastorno y brindarle el tratamiento adecuado.
El tratamiento más común para el SAD es la terapia de luz o fototerapia. Durante esta terapia, la persona se expone a una luz brillante durante un período de tiempo específico cada día. Esta terapia está destinada a imitar la luz solar natural y puede ayudar a regular el ritmo circadiano del cuerpo o el ciclo de sueño y vigilia. Además, la psicoterapia, la medicación y los cambios en el estilo de vida también se pueden utilizar para ayudar a controlar el TAE. La terapia de luz se puede hacer en casa con una caja de luz , que se puede comprar en línea o en las tiendas . Al usar una caja de luz, es importante seguir las instrucciones al pie de la letra , ya que demasiada exposición a la luz puede ser dañina . Además , es importante aumentar su exposición a la luz solar natural . Esto se puede lograr pasando más tiempo al aire libre todos los días ohaciendo cambios simples como abrir las cortinas o las persianas para dejar entrar la luz natural a su hogar .
Tratamientos alternativos para SAD
Además de los tratamientos tradicionales, también hay una serie de tratamientos alternativos que pueden ser beneficiosos para las personas con TAE. Estos incluyen yoga, meditación, suplementos herbales y acupuntura. Si bien estos tratamientos no se han estudiado de manera exhaustiva, algunas investigaciones sugieren que pueden ser útiles para reducir los síntomas del TAE.
Cuándo buscar ayuda
Si cree que puede estar sufriendo de SAD, es importante buscar la ayuda de un profesional de la salud mental. Pueden ayudarlo a encontrar el mejor tratamiento para sus necesidades individuales y brindarle el apoyo y los recursos que necesita para controlar sus síntomas.