Recuerde que cada persona tiene diferentes necesidades mientras transcurre el
proceso de duelo. Lo que es adecuado para una puede no serlo para otra.
Antes de que alguien muera
Si es posible intente prepararse para el fallecimiento de un ser querido.
Es importante hablar sobre ello desde el punto de vista emocional y práctico. Si
se está preparando para la pérdida de su pareja, estaría bien tratar con él/ella
temas como las tareas que él/ella realizaba y que va a tener que llevar a cabo
en un futuro, así como también abordar asuntos económicos, hablar sobre los
trabajos de los que tendrá que hacerse cargo, etc. Coméntele todo lo que le
gustaría decirle.
Directamente después del fallecimiento
• Valore cuidadosamente si desea ver el cuerpo de la persona fallecida. Algunas
personas pueden sentir que es demasiado duro, pero puede lamentarlo más
adelante si no lo hace. Siga sus propios sentimientos. No hay una norma
correcta o incorrecta para ello.
• Los arreglos funerarios deben considerarse cuidadosamente.
En los días, semanas y meses posteriores al fallecimiento
• Es mejor evitar grandes cambios en los meses siguientes a la muerte. Es difícil hacer
frente la mayoría de las veces a cosas tales como mudarse de casa o cambiar de
trabajo. A no ser que sea absolutamente necesario, es mejor no realizarlos.
• Trate de mantenerse saludable. Coma bien y dese tiempo para descansar y
hacer ejercicio.
• Arreglar las posesiones de su ser querido y prendas de vestir. Esto es una de
las partes más difíciles del proceso de duelo. Se necesita mucho coraje para
hacerlo, pero puede ayudarle a conciliarse con su pérdida. Puede resultarle
útil tener a alguien que le eche una mano – no hay un tiempo establecido
para hacerlo, hágalo cuando sienta que puede.
• Trate de mantenerse en contacto con sus amigos y familia para que no se
encuentre solo cuando no desee estarlo.
• Es tentador recurrir al alcohol, pero no es una respuesta útil. Es probable
que le lleve a entristecerse más y a ser menos capaz de hacer frente a las
dificultades.