Jiddu Krishnamurti (1895–1986) fue un pensador y místico excepcional. Una de las características desconcertantes de su pensamiento y discurso fue su insistencia en rechazar el papel tradicional de una autoridad espiritual y negarse a dar respuestas a sus oyentes. Los participantes en sus charlas y diálogos públicos a menudo se sorprendían cuando Krishnamurti planteaba preguntas como «¿Cuál es el significado de la vida?» negar todas las respuestas imaginables, y dejar las preguntas colgando y su audiencia con las manos vacías. Para Krishnamurti, esta era su forma de despertar la inteligencia de sus oyentes, arrojándolos sobre sí mismos.
Por lo general, hacemos preguntas para buscar y obtener información. Krishnamurti, sin embargo, hizo uso de preguntas para liberar las mentes de sus oyentes de la carga del conocimiento condicionado. Conocemos otras tradiciones filosóficas que han desafiado los usos convencionales de las preguntas. Hace unos 2.400 años, Sócrates caminó por el ágora ateniense, molestando a muchos transeúntes demasiado confiados al interrogarlos de una manera que hizo que sus convicciones se desmoronaran como un castillo de naipes. En la escuela japonesa Rinzai de Zen, los maestros presentan acertijos (koans) a sus alumnos para llevarlos a un estado de no saber y, en casos afortunados, a la iluminación espiritual.
Uno de los aspectos únicos del método de Krishnamurti es su creencia de que las preguntas, cuando se usan correctamente, pueden engendrar una renovación cognitiva. De hecho, en sus diálogos con el respetado físico David Bohm, Krishnamurti llegó a sugerir que trabajar con preguntas puede resultar en una transmutación de las células del cerebro. Esta afirmación puede no ser tan escandalosa si consideramos la realidad científicamente establecida de la plasticidad cerebral. Mi propio estudio académico del método de Krishnamurti me ha convencido de que este método puede abrirnos un camino hacia lo que denomino la ‘mente siempre joven’.
Hoy en día, hay un interés creciente en los métodos para prevenir la degeneración mental. Las investigaciones han demostrado que la estimulación mental, una dieta mejorada, el ejercicio físico, el equilibrio emocional y la construcción de su red social se encuentran entre los factores que mantienen su cerebro joven. Pero Krishnamurti abordó el desafío del cerebro que envejece desde un ángulo diferente. En su opinión, si bien el envejecimiento es un proceso biológico inevitable, la única razón por la que nuestra mente envejece es el hecho de que está ocupada recopilando respuestas en lugar de hacer preguntas. Habiendo acumulado tanto conocimiento, experiencia y memoria, nuestra mente finalmente ha quedado completamente atrapada, contando las mismas viejas historias una y otra vez, rechazando cualquier información o conocimiento adicional. Tarde o temprano, deja de estar en un estado constante de renovada frescura y vitalidad.
A través de mi investigación, he logrado aislar tres enfoques simples del método de Krishnamurti, que, cuando se aplican, se convierten en poderosas técnicas para fomentar el antienvejecimiento cerebral:
- Preguntas de espera. Comience por formular su pregunta. Puede ser una gran pregunta (‘¿Qué es el amor verdadero?’) o personal (‘¿Debería permanecer en mi relación?’). Note que su mente se apresura a buscar una respuesta. En su lugar, retrasa el mecanismo reactivo de la mente y escucha la pregunta con atención y meditación, como si tu mente fuera un estanque absolutamente tranquilo, y en esa agua se pone una pregunta como un guijarro. Esto rompe el círculo cerrado de tu pensamiento automático. Krishnamurti sugiere acercarse a la cuestión misma y profundizar en ella, con gran vacilación y sensibilidad. Siente cómo a través de tu escucha, te estás moviendo hacia el corazón de la pregunta. Deja que la presencia de la pregunta abra tu mente a lo que aún no sabes. Confiando en que la respuesta está en la pregunta,
- Vivir con preguntas . Krishnamurti creía que una mente joven hace preguntas no como una actividad limitada sino como una posición interior resuelta. Asegúrate de vivir con cierta pregunta para la que no sabes la respuesta pero que estás ansioso por descubrir. Puede decidir al comienzo de cada semana qué pregunta le interesa, reemplazar o reformular su pregunta cuando crea que es el momento, o incluso estar con una pregunta durante varios meses. Descubrirá que Vivir con una pregunta mantiene su mente despierta, viva y dinámica.
- negación _ Lo que realmente importa no es la respuesta a su pregunta, sino la forma en que enfrenta el desafío planteado por la pregunta. Utilice la pregunta para reflejar sus respuestas condicionadas. Cuando te haces una pregunta, muchas respuestas, citas, experiencias y emociones vienen del pasado. Cuando lo hagan, simplemente escriba todas estas ‘respuestas’. Esto vacía tu mente de todos sus contenidos. Cuando tu mente está vacía como resultado de la negación, experimenta una renovación. Se siente más ligero, más disponible, es capaz de escuchar y de hecho puedes estar presente en el aquí y ahora.